"Primera
Reunión de Puntos Focales de la Red Latinoamericana de las Mujeres
del Sector Pesquero - Acuícola" - Informe Final - 5
y 6 de octubre del 2000
LA MUJER EN LA
PESCA
Por Helga
Josupeit
El pescado constituye
la mayor fuente mundial de alimentos no producidos por el hombre y proporciona
una fuente vital de proteínas y de ingresos en efectivo a muchas
familias en los países en desarrollo. Se calcula que más
de 120 millones de personas en todo el mundo dependen de la pesca para
obtener parte o la totalidad de sus ingresos.
Las mujeres y los hombres llevan a cabo actividades complementarias
en la esfera pesquera. En la mayoría de las regiones, la tripulación
de las grandes embarcaciones tanto para la pesca costera como de altura
está compuesta por hombres, mientras que las mujeres explotan
barcos más pequeños y canoas. Un gran número de
mujeres participa en la pesca con herramientas pequeñas y en
la recolección de moluscos y algas en las playas y escolleras.
Además, las mujeres en las comunidades de pescadores artesanales
son las principales responsables de la realización de tareas
especializadas que se llevan a cabo en tierra y que requieren mucho
tiempo, como la fabricación y reparación de redes y la
elaboración y comercialización de las capturas.
En muchos países, la pesca continental es principalmente responsabilidad
de las mujeres. En África pescan en los ríos y las lagunas.
En Asia, donde el pescado es una parte fundamental de la dieta de muchas
culturas, las mujeres participan tanto en la pesca artesanal como en
la pesca comercial. En algunas partes de la India, las mujeres capturan
con red camarones en el mar. En Laos pescan en los canales. En Filipinas,
pescan en canoas en las lagunas costeras.
En muchas zonas, las mujeres han asumido también un papel destacado
en el rápido crecimiento de la acuicultura. A menudo llevan a
cabo la mayor parte de las tareas relacionadas con la alimentación
y la captura de los peces, así como su manipulación y
procesamiento.
Las mujeres participan activamente en el procesamiento de las capturas
de pescado (secado al sol, salazón, ahumado y preparación
de pescado y de productos derivados, como pasta y pasteles de pescado),
circunstancia que reviste gran importancia. Asimismo son ellas quienes
se encargan normalmente de la venta posterior de los productos pesqueros.
Las mujeres trabajan como empleadas en industrias de transformación
a gran escala, y en algunas regiones en desarrollo han pasado a ser
empresarias importantes en el sector de la pesca. De ese modo, las mujeres
ganan, administran y controlan sumas considerables de dinero, financian
una variedad de empresas relacionadas con la pesca y generan beneficios
importantes para sus familias y para la comunidad.
En muchos países las mujeres trabajan en la comercialización,
tienen puestos de pescado en los mercados, transportan pescado. También
el papel de la mujer se observa como cocinera de pescado - en su casa
o en una restauración colectiva.
Pese a todo, la mayoría de las mujeres que trabajan en la pesca
carece de acceso a recursos materiales o capital, al proceso de toma
de decisiones, a puestos de responsabilidad, a capacitación y
a la enseñanza académica. El acceso a esos recursos críticos
aumentaría la eficiencia, rentabilidad y sustenibilidad de sus
actividades. Si bien los proyectos de promoción de la pesca en
gran escala, la mecanización y la mejora de la tecnología
pueden incrementar la capacidad productiva del sector pesquero, también
pueden hacer que se incremente la carga de trabajo de las mujeres en
relación con las actividades posteriores a la captura. Muchas
veces, esta carga adicional no conlleva un aumento de los salarios y
redunda en perjuicio de otras posibles actividades generadoras de ingresos.
Si las actividades pesqueras se amplían y mecanizan, a menudo
pasan a ser responsabilidad de los hombres.
Las mujeres deberían participar activamente y beneficiarse en
igual medida que los hombres de las actividades pesqueras que pueden
mejorar el nivel de vida y de nutrición de sus familias y el
suyo propio. Debería concedérseles la oportunidad de adquirir
tecnologías adecuadas que les permitan contribuir de forma efectiva
al desarrollo y el crecimiento sostenido de la pesca. Por consiguiente,
es esencial aumentar la participación de la mujer en las actividades
de fomento de la pesca y su capacidad de adopción de decisiones
a ese respecto.